lunes, 16 de noviembre de 2015

Castillo de los Calatravos de Alcañiz

En esta ocasión nos acercaremos al norte de la provincia, a la localidad de Alcañiz, para conocer el castillo de esta localidad



El primitivo castillo de Alcañiz fue una de las primeras construcciones de la península en adoptar una planta de forma regular con torres fanqueando sus fachadas y un patio interior al que dan las diversas dependencias. En él se distinguían una zona con clara funcionalidad religiosa -localizada en la parte norte- y otra de carácter militar -emplazada en la parte meridional. Los principales restos de la zona religiosa son la capilla, el claustro y el conjunto de la torre del Homenaje; los restos de la zona de carácter militar debieron de ser caballerizas y zona del cuerpo de guardia.
 

La capilla del castillo es la obra principal de la época románica, y su fecha de construcción puede ubicarse al filo del 1200. Estuvo dedicada a la Magdalena y fue la primera parroquia de Alcañiz. En esta obra se aúnan las características románicas con la austeridad cisterciense. A ella se accede por un atrio que es, en realidad, la planta baja de la torre del Homenaje. A su derecha se dispone una bella portada románica que da acceso a la capilla por la zona de los pies, una de las escasas portadas románicas del Bajo Aragón. La capilla es de una sola nave, de planta rectangular y testero recto. Se cubre con bóveda de cañón apuntado, dividida en cinco tramos por medio de cuatro arcos fajones. Estos arcos se apoyan en columnas adosadas, en el lado de la epístola, y en ménsulas, en el lado del evangelio.

En el lado del evangelio se encuentran los restos del sepulcro de Juan de Lanuza, virrey de Aragón y comendador mayor de Alcañiz. Esta obra fue contratada por el escultor Damián Forment en 1537 y es el más importante resto renacentista del castillo de Alcañiz.


La segunda dependencia de la zona medieval de este castillo es el claustro. Está adosado al muro sur de la capilla y a él se accede por medio de una portada. Se construyó a la vez que la capilla, siendo reformado posteriormente, a finales del siglo XIII o principios del XIV. Es también interesante la portada secundaria que comunica el claustro con el patio interior, en la que llama la atención la decoración de su moldura exterior. En el lado este se conservan los restos del sepulcro del comendador García López.


Finalmente, dentro de la zona medieval destaca su magnífica torre del Homenaje, obra el siglo XIV, excepto el último piso que es fruto de una restauración posterior. Es una obra ya plenamente gótica que se construyó al oeste de la capilla, elevándose sobre el atrio que da paso a ésta. Así, sobre el atrio previo a la capilla, se construyeron tres nuevas plantas. La primera planta o planta noble se ha identificado con el palacio del comendador. En el lado sur de esta planta se abre un magnífico ventanal decorado con arcos entrelazados. La segunda planta se ha relacionado con el dormitorio y en ella se abre una gran ventana geminada. En cuanto a la tercera planta, según los datos obtenidos tras el estudio de las marcas de cantero, parece ser que ya se construyó en el siglo XIV, aunque más tarde se reconstruyó. Sufrió una importante remodelación en el siglo XVI, en tiempos de D. Juan de Lanuza.

Pero sin duda si por algo es conocido el  castillo de Alcañiz es porque conserva uno de los conjuntos de pintura mural gótica más interesantes de Aragón y muy escasa en España. Estas pinturas datan de la primera mitad del siglo XIV, y constituyen una interpretación regional o local del estilo franco-gótico o gótico-lineal. Siguiendo un criterio topográfico, se pueden distinguir en primer lugar las pinturas de la planta noble de la torre del Homenaje, donde se desarrollan temas conectados con las hazañas bélicas del rey Jaime I. En las pinturas del atrio o planta baja de la torre domina la temática religiosa, mientras que en las del claustro, muy perdidas, destaca un gran arcángel San Miguel.



En el siglo XVIII el infante Don Felipe llevó a cabo una profunda reforma del ala sur del castillo medieval, a partir de la cual se creó el gran palacio de los Comendadores, actualmente habilitado como Parador Nacional. En él destaca su fachada principal, que sigue la tradición del palacio aragonés del tardorrenacimiento. Está flanqueada por dos torres y dividida en tres plantas, la inferior de piedra sillar y las dos superiores de ladrillo. En la planta noble se abren balcones y en la superior se desarrolla la característica galería aragonesa, creada por una sucesión de arcos de medio punto y coronada por un gran alero.

Tras un periodo de ruina, en 1925 el castillo de Alcañiz fue declarado Monumento Nacional, y ya en los años cincuenta fue parcialmente reformado. En la década siguiente, y con la intención de habilitar parte de él como Parador Nacional, se llevó a cabo una profunda reforma y consolidación de este magnífico conjunto

viernes, 13 de noviembre de 2015

TORRE DEL SALVADOR



Hoy voy a empezar a presentaros uno de los monumentos que podemos ver Teruel, mi ciudad, y voy a comenzar con uno de los elementos más reconocibles del Skyline de Teruel

La Torre de El Salvador se levanta adosada a la iglesia del mismo nombre en el centro de la calle de El Salvador que transcurre por su paso inferior. La fábrica de la iglesia a la derecha y edificios de viviendas a la izquierda cubren buena parte de dos de sus laterales, mientras que la estrechez de la vía la encajona de tal manera que hace complicado el conseguir una buena toma general de la misma así como su vista de conjunto. 


Su interior acoge el Centro de Interpretación del Mudéjar, que resulta de lo más interesante y aconsejable, ya que se trata de una de las escasas oportunidades que tenemos de contemplar la estructura interior de las torres mudéjares aragonesas. La entrada se realiza a través de una pequeña puerta situada a la derecha subiendo desde el Paseo del Ovalo, justo antes de llegar al paso inferior. Este acceso que no es el original, ya que este se encuentra en el interior de la iglesia, se acondicionó precisamente para hacerla accesible al público, completando la visita con la proyección de audiovisuales sobre el mudéjar de la ciudad, un espacio expositivo y diversos paneles explicativos que ayudan a conocer y entender este tipo de construcciones que tanto se prodigaron en el territorio aragonés a partir del siglo XIV y hasta bien entrado el XVII. 

Presenta estructura de alminar hispano-musulmán a base de una torre cuadrada a la que envuelve otra del mismo tipo. En el espacio que queda entre ambas discurre la caja de escaleras que se cubre con bovedillas por aproximación de hiladas o enjarje, dispuestas de forma escalonada en los tramos de subida mientras que en los tramos rectos crean una especie de artesa invertida.
La torre interior abarca todo el primer cuerpo hasta el de campanas y está dividida en tres salas superpuestas a las que se accede desde la caja de escaleras.

Las tres salas se abovedan con crucería sencilla. En la primera los nervios son abaquetonados mientras que en las dos superiores tienen forma rectangular. Unos pequeños óculos se abren en la parte superior de la bóveda hacia las escaleras.

El cuerpo de campanas es hueco en toda su altura. En su interior se han habilitado unos soportes para sujetar las campanas que antes colgaban de los vanos y de esta manera poder quedar a la vista.
Dado el doble sistema de vanos que se abren en cada lado, este espacio queda conformado por un considerable número de aberturas dispuestas en dos alturas.

La cubrición de la torre se realizó con una bóveda de ocho paños que arrancaba de los centros de los lados y de cuatro arcos diagonales en las esquinas. Los espacios entre estos arcos y los ángulos de la torre se cierran con bóvedas por aproximación de hiladas. Actualmente está cubierta ha sido sustituida por una estructura de hormigón de ocho paños planos que sirven de apoyo a la cubierta.






La decoración de la fachada está realizada con cerámica blanca y verde y resaltes realizados con los propios ladrillos de la estructura de la torre. Aunque los motivos decorativos se repiten en los cuatro lados, varía su anchura ya que la torre presentan planta ligeramente rectangular con una diferencia de más de un metro entre sus caras este (8,94 metros) y norte (7,85 metros), lo que hace que en esta cara y la sur los temas se dispongan con un número menor de elementos. 


En cuanto a la fecha de su construcción, hay que situarla en la primera mitad del siglo XIV, desde luego con posterioridad a 1315-1316, años en los que se ha fechado la torre de San Martin (su llamada “torre gemela” de la que hablaremos más adelante).


miércoles, 4 de noviembre de 2015

ACUEDUCTO ROMANO DE ALBARRACIN - CELLA



Este fin de semana de puente me he decidido a visitar otro de los grandes desconocidos de la provincia a pesar de la gran importancia que se le debe atribuir a esta obra.




El acueducto romano de Albarracín-Gea de Albarracín-Cella probablemente sea la mayor obra de ingeniería romana conservada en la actualidad en Aragón y una de las obras hidráulicas más importantes en la península Ibérica. Por otro lado, podemos estar hablando de uno de los primeros trasvases de aguas entre distintas cuencas en la historia, por cuanto el acueducto captaba agua de la cuenca del actual Guadalaviar-Turia y la trasvasaba a la cuenca del Jiloca-Jalón-Ebro.  Este acueducto abastecía de agua a un pequeño núcleo urbano que se levantaba en la actual población de Cella. De este núcleo urbano se sabe más bien poco, pues no se han realizado excavaciones arqueológicas de importancia. Se cree, debido al gran caudal que debía conducir el acueducto, que su uso podría ser de tipo industrial o agrario, pero este punto no se podrá corroborar haste que no realicen nuevos descubrimientos a este respecto.



   El acueducto está datado en el siglo I d. C., como la mayoría de las grandes obras realizadas en Hispania y en actual Aragón en época romana. Esta datación fue posible gracias al descubrimiento de una pieza de cerámica durante las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en el Acueducto durante el siglo pasado.

En cuanto a su complejidad la mayor traba a la hora de realizar el acueducto estribaba en la gran distancia entre los dos extremos del acueducto (unos 25 kms entre Albarracín  y Cella) y la orografía de su recorrido, pues, siguiendo parcialmente el cauce del río Guadalaviar, se adentraba en las estribaciones de la sierra de Albarracín, lo que, sin duda, complicaba los trabajos y obligaba a realizar un trazado que se adaptara a esta orografía y aprovechara las curvas de nivel para mantener la pendiente suficiente para que el agua fluyera por el acueducto.  A esto debemos añadir que la calidad de la piedra por la que se escavo el acueducto no es muy buena, por lo que  decidieron escavarlo siguiendo el contorno de las montañas en vez de atravesarlas, lo que les permitió realizar registros en los laterales en vez de los típicos putei o pozos que eran mucho más comunes en otros acueductos. Solo en  uno de los últimos tramos del acueducto optaron por este segundo método. El acueducto de Albarracín-Cella no tiene conservados, y es probable que nunca tuviera, arcos que en algún punto de su recorrido permitieran salvar un desnivel.


El trazado del acueducto de Albarracín-Cella en su primer tramo corre paralelo al río Guadalaviar, del que tomaba las aguas, y prontamente se introducía en galerías excavadas en la roca que alternaban con canales a cielo abierto.  En total, de sus casi 25 kms, fueron excavados en la roca 9 kms.


En la construcción de estas galerías subterráneas se calcula que se extrajeron unos 50.000m3 de roca; el canal –specus- a lo largo de su recorrido mantiene de manera general y de media un desnivel de 3/1000 y se calcula que el caudal de agua que por él fluía sería de unos 300 litros por segundo.


No se sabe cuándo cayó en desuso el acueducto, pero sí se sabe que en la conquista cristiana de Cella el acueducto ya no se usaba, pues tuvieron que crear su propio abastecimiento de agua (el magnífico y gran pozo artesiano de Cella, datado en el siglo XII, es testimonio de esta necesidad de agua en época cristiana).  Lo que sí se sabe es que con su abandono, las galerías excavadas en la roca sirvieron de refugio para pastores y agricultores y como guaridas de animales durante siglos.


Se ha habilitado una ruta para visitar ocho tramos del acueducto romano de Albarracín-Cella; parte de la ruta se puede hacer a pie, pues hay un sendero que permite visitar cuatro de los ocho puntos de interés de la ruta del acueducto; este sendero comunica Cella y Gea de Albarracín; el resto del acueducto es preferible que se recorra en coche y que se baje en los puntos de interés e información. En la carretera hay indicaciones de los puntos de interés en unas señales blancas verticales con indicaciones de que el siguiente punto se encuentra a 250 metros y un parking junto al arcén de la carretera.



DESCRIPCION DE LOS DISTINTOS TRAMOS :

Tramo I - Azud del Albergue de Albarracín: aunque el azud es moderno, por las cotas de altitud, por el trazado y por los restos del acueducto, la captación de aguas para el acueducto romano debía de realizarse en un punto muy cercano a este azud.  Esa captación de agua se haría mediante una pequeña presa –caput aquae- en la orilla izquierda del río.  Probablemente la construcción de la carretera A-1512 destruyó en su día el primer tramo del acueducto desde la toma del agua hasta las galerías cercanas al castillo de Santa Croche.

Tramo II - Galería de los Espejos y Túnel próximo al castillo de Santa Croche: es el primer tramo conservado del acueducto, donde este transcurre por el interior de la montaña en galerías excavadas; tras un pequeño tramo a cielo abierto, semejante a una acequia, el acueducto se adentra en la montaña, donde la proximidad del specus al exterior de la montaña permitió que se abrieran muchas lumina al exterior.  En estas galerías la altura media es 1,95 metros y la anchura 1,25 metros.


Tramo III - Azud de Gea de Albarracín: aquí el acueducto transcurre excavado en la roca paralelo al cortado de la montaña sobre el río Guadalaviar con numerosas lumina a intervalos regulares. Este tramo resulta un poco peligroso debido a los desprendimientos que en algunas ocasiones se producen, pero con cuidado puede hacerse sin ningún problema.


Tramo IV - Barranco de los Burros: quizás sea el tramo más espectacular de este acueducto por su adaptación al terreno y por la belleza de este estrecho barranco; en lugar de construir unos arcos para salvar el barranco –lo que supone un mayor problema de conservación de estas estructuras-, los ingenieros prefirieron con un giro cerrado y conservando la cota de nivel e inclinación que el acueducto siguiera la curva del barranco y continuara excavado en la roca, si bien la llegada al barranco se hace con el specus a cielo abierto.  En las paredes de roca del barranco se pueden ver lumina o loculi –lumina más pequeñas- para ventilar, extraer los escombros y las impurezas del agua en el acueducto.


Tramo V - Cañada de Monterde y Las Hoyas: en este tramo el acueducto todavía es subterráneo y se pueden observar los pozos de ventilación –putei- que en algunos casos tienen gran profundidad. En la actualidad están adaptados para la visita los primeros 250 metros de los 5km que tiene este último túnel antes de aflorar a la luz en los alrededores de cella. Importante no olvidarse de las linternas para recorrer este tramo.


Tramo VI - La Tejería: aquí se pueden observar los dos últimos pozos –putei- del acueducto antes de que este saliera a cielo abierto cerca de Cella.  A partir de aquí el acueducto transcurrirá a cielo abierto por el barranco de Rubiol y estará realizado de manera artificial con un canal cuyos muros estarán hechos con mampuesto y argamasa.





Tramo VII - Las Eras de Cella: durante 2 kms el canal –specus- del acueducto transcurre a cielo abierto, excavado sobre la roca a una profundidad de un metro y una anchura de 0,60 metros; se pueden observar distintos tramos del acueducto a cielo abierto recuperados en los últimos años.