En esta ocasión nos acercaremos al norte de la provincia, a la localidad de Alcañiz, para conocer el castillo de esta localidad
El primitivo castillo de Alcañiz fue una de las
primeras construcciones de la península en adoptar una
planta de forma regular con torres fanqueando sus fachadas y
un patio interior al que dan las diversas dependencias. En él se
distinguían una zona con clara funcionalidad religiosa -localizada en la
parte norte- y otra de carácter militar -emplazada en la parte
meridional. Los principales restos de la zona religiosa son la capilla,
el claustro y el conjunto de la torre del Homenaje; los restos de la
zona de carácter militar debieron de ser caballerizas y zona del cuerpo
de guardia.
La capilla del
castillo es la obra principal de la época románica, y su fecha de
construcción puede ubicarse al filo del 1200. Estuvo dedicada a la
Magdalena y fue la primera parroquia de Alcañiz. En esta obra se aúnan las
características románicas con la austeridad cisterciense. A ella se accede por un
atrio que es, en realidad, la planta baja de la torre del Homenaje. A
su derecha se dispone una bella portada románica que da acceso a la
capilla por la zona de los pies, una de las escasas portadas románicas
del Bajo Aragón. La capilla es de una sola nave, de planta
rectangular y testero recto. Se cubre con bóveda de cañón apuntado,
dividida en cinco tramos por medio de cuatro arcos fajones. Estos arcos
se apoyan en columnas adosadas, en el lado de la epístola, y en
ménsulas, en el lado del evangelio.
En el lado del
evangelio se encuentran los restos del sepulcro de Juan de Lanuza,
virrey de Aragón y comendador mayor de Alcañiz. Esta obra fue contratada
por el escultor Damián Forment en 1537 y es el más importante resto
renacentista del castillo de Alcañiz.
La segunda
dependencia de la zona medieval de este castillo es el claustro. Está
adosado al muro sur de la capilla y a él se accede por medio de una
portada. Se construyó a la vez
que la capilla, siendo reformado posteriormente, a finales del siglo
XIII o principios del XIV. Es también interesante la portada
secundaria que comunica el claustro con el patio interior, en la que
llama la atención la decoración de su moldura exterior. En el lado este
se conservan los restos del sepulcro del comendador García López.
Finalmente, dentro
de la zona medieval destaca su magnífica torre del Homenaje, obra el
siglo XIV, excepto el último piso que es fruto de una restauración
posterior. Es una obra
ya plenamente gótica que se construyó al oeste de la capilla,
elevándose sobre el atrio que da paso a ésta. Así,
sobre el atrio previo a la capilla, se construyeron tres nuevas plantas. La primera planta o planta noble se ha
identificado con el palacio del comendador. En el lado sur de esta
planta se abre un magnífico ventanal decorado con arcos entrelazados. La
segunda planta se ha relacionado con el dormitorio y en ella se abre
una gran ventana geminada. En cuanto a la tercera planta, según los
datos obtenidos tras el estudio de las marcas de cantero, parece ser que
ya se construyó en el siglo XIV, aunque más tarde se reconstruyó.
Sufrió una importante remodelación en el siglo XVI, en tiempos de D.
Juan de Lanuza.
Pero sin duda si por algo es conocido el castillo de
Alcañiz es porque conserva uno de los conjuntos de pintura mural gótica más interesantes
de Aragón y muy escasa en España. Estas pinturas datan de la primera
mitad del siglo XIV, y constituyen una interpretación regional o local
del estilo franco-gótico o gótico-lineal. Siguiendo un criterio
topográfico, se pueden distinguir en primer lugar las pinturas de la
planta noble de la torre del Homenaje, donde se desarrollan temas
conectados con las hazañas bélicas del rey Jaime I. En las
pinturas del atrio o planta baja de la torre domina la temática
religiosa, mientras que en las del claustro, muy perdidas, destaca un
gran arcángel San Miguel.
En el siglo XVIII el
infante Don Felipe llevó a cabo una profunda reforma del ala sur del
castillo medieval, a partir de la cual se creó el gran palacio de los
Comendadores, actualmente habilitado como Parador Nacional. En él
destaca su fachada principal, que sigue la tradición del palacio
aragonés del tardorrenacimiento. Está flanqueada por dos torres y
dividida en tres plantas, la inferior de piedra sillar y las dos
superiores de ladrillo. En la planta noble se abren balcones y en la
superior se desarrolla la característica galería aragonesa, creada por
una sucesión de arcos de medio punto y coronada por un gran alero.
Tras un periodo de
ruina, en 1925 el castillo de Alcañiz fue declarado Monumento Nacional, y
ya en los años cincuenta fue parcialmente reformado. En la década
siguiente, y con la intención de habilitar parte de él como Parador
Nacional, se llevó a cabo una profunda reforma y consolidación de este
magnífico conjunto
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